La lectora Landrula reflexiona respecto de la constante busqueda de lo nuevo en el mundo del arte:
‘El capítulo acerca de la virtud de la innovación parecería estar siempre pendiente. Dejo aca una idea. La constante ampliación del territorio comprendido por el siempre difuso concepto de arte tiene a mi modo de ver una doble cara.
A:La innovación como via. La real.
La transformación y ampliación del territorio, consecuencia de su desarrollo orgánico y natural, sucede por la obvia imposibilidad de permanecer igual (la creación por definición ha de ser necesariamente nueva) y a la vez, por la relación directa y esencial del desarrollo del arte con el dinamismo de la existencia: la conciencia de seres siempre nuevos con necesidades nuevas le empuja hacia su actualización continua para satisfacer estas nuevas necesidades.
B: La innovación como valor.La obra como producto diseñado para el consumo. El fraude.
El recurso de la novedad como inducción al consumo gracias a: lo nuevo como variación-divertimento (espectáculo) /lo nuevo entendido como siempre evidencia de desarrollo y crecimiento (evolución como valor positivo)/lo nuevo como promesa de salvación (de determinada situación disfuncional).
Es para mí interesante el valor de la innovación desde ésta perspectiva. La relación significativa entre el ser y la obra por lo general no sucede, o como mínimo sucede menos de lo ideal. Esto debido a las obras y a la condición particular del ser contemporáneo, de seguro. Entonces lo nuevo como valor opera como promesa de suceso en una especie de largo camino de tropiezos de prueba y error.
La “calidad” de lo nuevo importará menos, pues el valor reside en su condición de novedad (como promesa de solución y a la vez evidencia de desarrollo y crecimiento). Este descuido en términos de calidad (profundidad) imposibilita aún más la relación significativa ser-obra.
El valor efectivo de la mera condición de novedad es tal vez el efecto anestésico, en sus posibilidades de divertimento y de promesa, sobre la frustración colectiva que genera ésta imposibilidad de relación. Por esto lo efímero del efecto se explica tal vez a través de lo efímero de la condición: lo nuevo deja de ser nuevo, lo que divertia pasa a aburrir y la promesa no se cumple y se desvanece ( como la anestesia). Lo nuevo, en su condición de la “virtud esencial de la cosa”, opera como promesa que defrauda y genera el hueco receptivo de la frustración (la esperanza) para la siguiente novedad en la lista. Ahora salió la Coca Cola Life. Es nueva, verde y según reza el afiche con ella podre destapar mi naturaleza. Está bueno.’
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