El problema con el sistema de becas en Argentina como mecanismo simultáneo de formación y consagración de ‘jóvenes artistas’ tiene que ver con su estructura y objetivos. Cuando me refiero a su estructura me refiero al modo en que dichas becas/residencias funcionan. Tras la selección y admisión, el artista se ve parte de un ‘colectivo’ (grupo de artistas) de los que pasa a nutrirse y a los que nutre. Esa relación es colaborativa pero profundamente competitiva y, en tanto tal, se vuelve política y retórica.
Al ponerse énfasis en los aspectos teóricos por sobre los prácticos, el modo que los aspirantes a artistas encuentran para hacerse notar es el ‘hacer el mayor ruido’ de un modo inapelable y, obviamente, demagógico. Así, el becario para recibir la atención que necesita tiene que abandonar desde el comienzo toda sutileza técnica o complejidad teórica para ‘pegar una piña conceptual’ que en el caso de Luciana Lamothe se convierte en física y en el contexto social y politico de la Argentian post-cartonera se transforma en demagógico con una tendencia siempre ‘hacia abajo’.
De este modo, el artista deja rápidamente de preocuparse por la obra en sí y pone todo el esfuerzo en el discurso que lo justifica. De este modo, deben entenderse esfuerzos pseudo-intelectuales como los de Nicolas Bacal al punto de publicar un libro explicativo casi a titulo de manual de instrucciones para acceder a su (oh! tan…) críptica obra. Lo mismo con la cara de orto de Carlos Basualdo en las entrevistas quien, según se puede apreciar, acompaña con actitud un modo repelente y ‘elevado’ (según él) de entender el arte. El documental presentado por Adrian Villar Rojas justificando a su obra pasa a ser la verdadera ‘obra de arte’ que en tanto justificacion aparece (en tanto arte) como una imposibilidad en si misma.
A esto debe agregarse el modelo de artista exitoso que los coordinadores (no totalmente exitosos ellos mismos) de estas ‘becas’ o ‘clinicas’ tratan de emular que, como todos sabemos, encuentra su orígen y modelo en los Young British Artists (YBA). Estos, en tanto fenómeno de ‘celebridad instantánea’ de arte’ emergente y jóven’ proyectaron un modo casi alquímico (de un día para el otro) de ascenso no solo en materia de arte sino, fundamentalmente, en materia social. En el contexto clasista inglés esto tiene sentido pero en la Argentina esto no tiene sentido. La lógica del ‘Gran Hermano’ se trasladaba asī al mundo del arte y los criterios de selección de talento de programas televisivos como ‘Operación Triunfo’ o ‘American Idol’ se transformaban en experiencias vernáculas como Curriculum Cero en la Galería de Ruth Benzacar. Si los mecanismos de selección, educación y consagración de artistas son una copia de programas de televisión, nos podemos sorprender si el arte argentino sea una suerte de version definanciada y barata del mundo del espectáculo? Just a thought!
Continuará
