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CANETE ANALIZA A LOS ANALISTAS POLITICOS (PAGNI, MORALES SOLA Y LANATA)

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Este ultimo fin de semana, en el marco de la exploración que en este blog venimos llevando a cabo respecto de las causas culturales de la crisis social que atraviesa nuestro querido país, me puse a leer las columnas de los tres más importantes comentaristas politicos argentinos. Me refiero a los señores Joaquín Morales Solá, Carlos Pagni y Jorge Lanata (en este caso me refiero a su programa de TV, Periodismo Para Todos). Según planteo acá, los comentaristas políticos parecen compartir con el sector politico la misma cosmovisión de la política y en definitiva de la república y esto impide que desde los medios se produzca un cambio real de paradigma en el manejo de la cosa publica. Sin embargo, el programa de Lanata en su colapso de contenido y forma construye una idea de profesionalidad que retoma el viejo legado Aristotélico-Tomista del periodismo politico bien entendido.

Tomemos por caso el modo en el que Morales Solá y Carlos Pagni abordan la política, en general. En el articulo del primero, publicado el sábado, él prestigioso periodista hace la crónica del fracaso del logro de una lista de unidad peronista. Nuevamente Morales Solá vuelve a subestimar la inteligencia de la Presidenta al no vincular sus deseos de dividir para reinar (o mejor dicho, sobrevivir) con la imposibilidad de un acuerdo pan-peronista. Es como si para ella, el rol de la Presidente fuera inexistente. Yo entiendo que no le caiga bien pero no le hace ningún favor a su análisis politico, ignorarla totalmente.

En palabras de Morales Sola: ‘La improbable unidad significaría la absorción de Massa por parte del peronismo. Massa es y será su enemigo permanente. La presencia de él en un acuerdo entre todos los peronistas pulverizaría, además, el proyecto presidencial de agrandar un bloque de diputados nacionales de absoluta disciplina al cristinismo después de 2015. Hasta legisladores no kirchneristas aseguran que la Presidenta tiene ahora unos 40 diputados, que continuarán hasta 2017, que le son muy leales. Cristina aspira a ampliar ese número con 20 o 30 más en las elecciones del próximo año’. Es decir, la culpa de la imposibilidad de union es la ambición personal de Massa y no la vocación política de sobrevivencia de Cristina. Empiezo a pensar que  la misógina de Morales Sola perturba su vision de ‘real politik’ en la que, de todos modos, no hay lugar para la ideología o las convicciones republicanas, y los únicos que tienen capacidad de juego racional son los hombres ambiciosos (cuanto mas jóvenes mejor). Desde ya, la excepción a la ‘real politik Morales Sola-iana’ solo ocurre, de manera casi milagrosa, cuando los intereses del ‘periodismo independiente’ (representados por Magdalena, Clarin y compañía) ven sus propios intereses amenazados. Es allí en donde su análisis pasa del mayor de los cinismos al más cándido (y casi teológico) platonismo y en el mejor de los casos, aristotélico-tomismo.

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En realidad, Morales Solá prepara con su texto el camino para el articulo del domingo de Carlos Pagni que en lugar de una crónica de la desintegración del peronismo se ve complementado con su exacto contrario: el logro de la unidad del Frente UNEN. Ambos artículos están obviamente pactados y en ambos casos, la vision del mundo es siempre racional y de cálculo de beneficios. En el mundo politico de La Nacion, la república no existe y en su lugar, lo que existe es un sutil equilibrio entre fuerzas maximizadoras de beneficios. En este territorio, lo simbólico, lo afectivo y los errores son relegados para los perdedores o…los pobres, quienes sorprendentemente, parecen no importar a la hora de las decisiones. Este es un tipo de análisis periodístico que puede usarse en el análisis de la negociación de intereses en el Congreso Norteamericano pero ciertamente no para el caso Argentino y el fracaso de un análisis hiperracional es evidente si se trata de entender un fenómeno como el peronista y ni que hablar de los dos kirchnerismos en donde hubo una reconstrucción mística a partir de la distribución de dadivas. Sin embargo, la mística existe y no puede ser descartada así como así.

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Pagni dice: ‘Sería un error evaluar la potencia de la nueva coalición por la mayor o menor efectividad de la ingeniería electoral. La constitución de un frente puede ser un ejercicio saludable. Pero su virtud suele ser más apreciada por los especialistas que por el común de los votantes. La prueba de fuego para los candidatos del Frente Amplio será si, además de una alianza entre partidos, son capaces de sellar, a través de un proyecto, una alianza con la ciudadanía. Sin que la competencia por hacerlo malogre la alianza entre partidos’.

Pagni parece reconocer este problema pero solo lo hace para volver sobre sus propios pasos e insistir con esa vision maquiavélica y racionalista de la cosa publica que, en sus extremos, puede traducirse en, por un lado, un descreimiento total en que alguien haga algo por la patria (o por el projimo) y, por el otro, en que los liderazgos no puede ser mesiánicos (cuando en realidad, por lo general, solo son mesianicos).. El carisma, muchas veces, no es simplemente cuestión de ambición sino de mision. La legitimidad carismática casi siempre es mesiánica y no está mal que sea asi.

Del otro lado del espectro, tenemos el gran trabajo de Jorge Lanata en donde se reconstituye el tejido republicano a partir de los casos de corrupción pero dicha reconstrucción no ocurre solo en la denuncia (Lilita Carrio, por ejemplo) sino en la profesionalidad de la investigación y la ética del trabajo de su equipo. El aparece en PPT equilibrado y en paz consigo mismo. Desde este nuevo lugar Lanata construye una confianza en la cosa publica y de ninguna manera, puede ser catalogado como anti-sistema.

El problema, según mi humilde entender, con el periodismo politico radica en ese cinismo que se retroalimenta por una vision maquiavélica del mundo (Pagni y Morales Solá) y por el modo, casi histérico e histriónico, en el que Lanata denunciaba. Este nuevo Lanata se mueve hacia una vision mas Tomista (Santo Tomas) de la cosa publica y desde ese lugar se puede empezar a hablar de política como de debate de ideas, en lugar de conformarnos con esa escenificación de la mentira y la simulación a la que hemos sido acostumbrados durante los años de A Dos Voces y las columnas domingueras de La Nacion. Just a thought.

 



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