Hace poco un amigo en Londres me pasaba el articulo en el cual se habla de la Spornosexualidad. Casi, al mismo tiempo, un lector hacia referencia a los gatitos ‘muscu-muscu’ como ‘spornosexuales’ que viven en una eterno presente en el que el único proyecto radica en una preocuparon extrema por su físico al punto de relegar la vida intelectual a un lugar irrelevante.
Los Spornosexuales no son fisicoculturistas ni adictos a la belleza sino que construyen su identidad a través del status que les da su cuerpo a lo largo de lo que podríamos llamar la tríada fiestera de ‘gym-porno-sexo’. Estos individuos tienden a convertirse (al menos, dentro de su cabeza y en el mundo ficticio de Grindr y Manhunt) en actores porno cuyas proezas sexuales son ostentadas como rasgos de identidad. Es por eso que el cuerpo, en tanto catalizador de identidad se transforma en el palimpsesto sobre el que se escribe y se indica con tatuajes aquellos rasgos secundarios de la identidad que se quieren proyectar. No sorprende que sean las redes sociales el complemento ideal de este tipo de ‘nuevo hombre’ ya que garantiza la mostración del cuerpo de una manera ‘cuidada’ y parcial lo que siempre postpone la desilusión que solo llega una vez que el semen abandona sus cuerpos. Y esto, en el mejor de los casos. J A T
