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JULIO LE PARC ES WALT DISNEY PERO BOBO

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ENTREVISTA PUBLICADA EL 15 DE JULIO POR ANA MARTINEZ QUIJANO EN AMBITO FINANCIERO:

El Malba acaba de inaugurar “Le Parc Lumière” con las fantasmagorías que Julio Le Parc creó a partir de la década del 60, cuando recién se había radicado en París. La exhibición gira en torno de la luz en movimiento, un mágico universo recuperado por el curador de la Colección Daros de Zurich, Hans Herzog, que supo reconocer su potencial. Hoy las obras llegan al Malba desde la sede de la Casa Daros en Río de Janeiro, donde se exhibieron el año pasado. Sobre las cualidades de un arte excepcional, capaz de agudizar la percepción del espectador, desestabilizarlo y transmitirle energía, conversamos con Herzog.

Periodista: La obra de Le Parc depara experiencias intensas al espectador. ¿Podría decirse que esta muestra posee la capacidad transformadora que ostenta en ocasiones el arte? Es decir, ¿puede determinado arte cambiar la vida de la gente?

Hans Herzog: Pienso que sí. Le Parc transforma la percepción del visitante, lo pone en un mundo que no tiene comienzo y tampoco tiene fin, lo envuelve, lo involucra completamente en una sinfonía de luces. El movimiento genera además situaciones inestables. Nosotros claramente siempre queremos que el mundo esté estable, pero no funciona así con Le Parc, es una cuestión casi física. Este mundo de luces es muy lúdico y es muy placentero. Le gusta a toda la gente, a las niñas, a las viejas, a cualquier adulto, es fascinante. En alguna medida pienso como Julio, que su trabajo no necesita de ningún comentario, ninguna explicación de un crítico ni historiador del arte. Estas obras van dirigidas directamente al alma del visitante. Es una idea muy linda y funciona.

P.: Pero las obras admiten dobles y triples lecturas y ofrecen varios niveles de acceso según desde qué distancia se miren. Desde lejos se percibe una cosa, de cerca otra, hasta se puede entrar en ellas y participar de ese movimiento alocado.

H.H.: Si. Y tienen detalles muy lindos. Uno se sensibiliza muchísimo frente a estas obras, porque facilitan la percepción humana. Y éste es un gran paso para hablar de arte, porque las artes pueden transformar a la gente, sensibilizarla, lograr que participe más del mundo. De este modo, cuando uno sale del museo y llega a la calle, va a percibir su alrededor un poco diferente. Esa es la idea política que está detrás de toda la obra. La percepción es algo vital. No se necesita de antemano muchísima información. Entras a ver la muestra, te impacta, y te transforma de una manera u otra. Es la línea del pensamiento artístico de los años 60.

10352988_10152996845763012_2757281367824625645_nP.: El arte actual suele provocar más distancia que cercanía. A veces es tan conceptual que no existe la forma y se dificulta la percepción.
H.H..: Muchas veces el arte se presenta hermético y cerrado. Parece que es sólo accesible a un pequeño grupo que ya sabe de antemano qué significa, por eso resulta tan fresca y actual la obra de Julio.P: Si, es notable la vigencia de Le Parc. Además él dice que los espectadores deben apropiarse de la energía que irradian sus obras.
H.H.: ¡Y muy buena energía, sobre todo! Hay una sala con móviles donde no hay ninguna maquinaria, no hay ningún ruido, todo se mueve impulsado tan solo por la respiración y los movimientos de los visitantes. Esto es lo máximo. El efecto es magnifico, encantador, te dejas llevar, es como un útero que te protege, te sientes bien y te bañan las luces.P.: La sala oscura, el color amarillento de la muestra, recuerda el del cine mudo. ¿Percibe en las obras un carácter cinematográfico?
H.H.: El principio cinematográfico es la base de todo.
1549245_10152502828393012_1413947765_nP.: Le Parc dice que las maquinitas que usaba para hacer todas estas obras eran muy básicas, que todo era manual. ¿Cómo fue que ustedes decidieron reparar estas obras? 
H.H.: Claro que era básico. Estas maquinas son el producto de un proceso creativo. En los años 60, Julio estaba experimentando día y noche. El proceso duró casi 15 años. Pero por varios motivos Julio casi había olvidado estas obras de luces y las maquinitas de esta exposición. En el año 2001 yo había visto algunas muestra de él y quise reactivar estas obras, integrarlas a la colección Daros Latinoamérica. El problema era que no se podía integrar algo que no existía. Durante varios años Julio nos informó cómo hacía esta maquinaria. Así se comenzaron a reparar los materiales, se recuperaron las cosas perdidas para hacer una exposición. Las obras son un bricolaje, todo hecho a mano.P.: ¿Cuantas obras de Le Parc tiene la Colección Daros?
H.H.: Aproximadamente 50.P.: ¿Todas lumínicas?
H.H.: Casi todas.P.: ¿Como es la relación de Daros con los museos de Latinoamérica? ¿”Le Parc Lumière” seguirá de gira por otras instituciones?
H.H.: La relación es muy buena y anoche estuvieron dos directores de museos de Brasil que han pedido la muestra. Pero antes, todas las obras van a regresar a Zurich, debemos cuidarlas. Después de estas muestras hay que reparar las maquinas que son muy viejas y no están hechas para funcionar durante meses.P.: Más allá de lo estético, ¿advierte que Le Parc disfruta de ser por fin el dueño de casa, luego de años de no exponer en su propio país? 
H.H.: Si, claro, y mis felicitaciones para él. Tuvo que esperar una vida para obtener el reconocimiento que merecía. Por un lado está la exposición que hicimos hace casi diez años en Zurich y la del Palais de Tokio el año pasado que resultó consagratoria. Ahora los franceses le entregaron sus mayores condecoraciones y es tan lúcido, tan inteligente, que lo disfruta mucho.P: ¿Cómo es la muestra que la Colección Daros de Zurich va a traer a la Fundación Proa?
H.H.: Creo que Rodrigo Alonso va a hacer una muy buena exposición, con un sentido, que brindará una pequeña idea de la colección que tenemos. Me alegra mucho porque es grato colaborar con Proa.P.: ¿Frente a una colección conceptual como la Daros, cómo percibe al público de Buenos Aires, le resulta más mundano si lo coteja con el de Rio de Janeiro?
H.H.: Para empezar, aquí hay una cantidad enorme de personas con criterio, no sólo artístico. Lo juro. Hay muchísima más cultura e historia cultural aquí que en Brasil.P.: ¿Por esta razón apuestan fuerte en Brasil a los programas educativos? 
H.H.: Hay gente que no tiene acceso a los museos, tiene miedo de entrar o no tiene plata para pagar la entrada. Pasa en todos los países. La educación es un trabajo sin fin, hay que encararlo y tenemos un departamento educativo muy eficiente.

P: ¿Y los resultados?

H.H.:
 Son a largo plazo. No es mensurable. Tiene un efecto positivo pero es difícil poner eso en números. Yo siempre digo que debe ser como un virus que entra en la cabeza de las personas, el virus de la percepción del mundo. A través del arte se percibe el mundo y una vez que ingresa ese virus no puedes dar más marcha atrás. Es importante porque esto de verdad funciona. Si tienes un virus vas a contagiar a los demás. Los otros van a advertir que tú disfrutas una experiencia enriquecedora que ellos no tienen y también la van a desear. De verdad: funciona.
MI RESPUESTA A ESTO ES AL MISMA QUE A LA EXPOSICION DE ARTE GEOMETRICO DE LA COLECCION PATRICIA PHELPS DE CISNEROS EN LA ROYAL ACADEMY DE LONDRES:



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