Al final de mis dos años de abuso de drogas, caí en ciertos episodios que los psiquiatras tienden rápidamente a calificar como ‘psicóticos’. El problema con esa palabra es que más que revelar, esconde. Yo diría que el rotulo de ‘psicosis’ hace a nivel institucional lo que la droga a nivel personal: tapa y, en el mejor de los casos, etiqueta a aquellos que presentan ciertas anomalías para ser insertos en el sistema productivo.
Yo estoy firmemente convencido de que la locura es parte constitutiva de la vida. Cuando estuve bajo los efectos de mi droga de preferencia, solía escuchar música dentro de mi cabeza. Nunca voces pero si música. Hoy en día eso ya es solo un recuerdo pero muchas veces me encuentro en la calle pronunciando en voz baja frases como ‘I am sorry’ o ‘Dios!’. Siempre tiene que ver con mis ex y con mi mejor amiga y las cosas que les hice a ellos mientras me drogaba. Ese dolor provoca un tipo de arrepentimiento que busca satisfacción y se maneja a un nivel casi cerebral (o neurologico).
Suele suponerse que aquellos que hablan solos o escuchan voces son aquellos que matan o violan pero, lo cierto, es que hacen cosas terribles como los psicópatas o los asesinos pero lo cierto es que yo voy aprendiendo a vivir con esos resabios verbales de mi inconsciente dañado. Esas palabras vienen de algún lado.. Ese ‘I am sorry’ que me digo a mí mismo, de pronto, en medio de la calle es una voz que viene o bien del más allá o bien de muy adentro.
Esto puede sonar muy loco pero en el pasado se solían considerar ese tipo de manifestaciones del ‘más allá’ o ‘más acá’ como respetables y, muchas veces venerables. Los profetas, los chamanes, los oráculos y los poetas tenían como tarea el hacer palabra el Verbo. En tal sentido, enloquecer puede ser algo bueno o, mejor dicho, algo necesario en algún momento de la vida como para ganar perspectiva. Desde ya, esto es algo peligroso porque te puede llevar puesto y de ahí al suicidio hay un camino muy corto. En términos menos tragicos, yo diría que, en nuestra vida, la locura puede ser el comienzo de un proceso y no del fin. El problema es que muy rápidamente, en el seno de una sociedad utilitaria que le teme a los sentimientos y que considera todo ‘divertido’ o ‘pum para arriba’, suele encasillarse toda conducta anómala en uno de los dos extremos patológicos o sencillamente se anestesia con alcohol o algún tipo de distracción como el dinero o el poder. En otras palabras, en la sociedad actual no hay tiempo para la locura aunque la locura sea necesaria y parte de la vida misma. Pero la locura necesita tiempo y el salir de ella entero tambien.
Ayer, la Presidente Kirchner, acompañada por el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, presentó los nuevos trenes de la linea Sarmiento. Allí no tuvo la mejor idea que decir en tono de broma: “Miren que hay que hacer rápido, porque si no viene la próxima formación y nos lleva puestos…”. Puede una persona que llegó a la Presidencia de la Nación ser tan estúpida? Tres personas murieron el año pasado como consecuencia de lo que hoy ella transforma en un chiste.
Yo pensaba que la locura en ella era una estrategia pero ahora empiezo a creer que su estrategia es, en realidad, la imprevisibilidad y que la locura es mas bien su refugio. Cristina es claramente un infante que quiere ser amado, cueste lo que cueste y caiga quien caiga y su medio para eso es y ha sido el poder, que por definición condiciona el amor mediante el odio. Es decir, Cristina quiere amar sabiendo que tiene que empezar odiando. Esta es una persona que por su función no pudo procesar su vida y sus perdidas adecuadamente y las grietas comienzan a verse en el espejo. Frente a su perdida, las frases comienzan a salir de su boca como por reflejo y su cuerpo empieza a somatizar tanto la enfermedad como la cura. Pero no son voces de crecimiento y arrepentimiento sino de escape. Pobre mina. J A T
MIRA LA PASTELA SOBRE LAVADO DE DINERO
