EL LECTOR LIBRIDEPECADO DICE:
‘Rodrigo. Me pase los dos últimos años leyendo tu blog desde mi ex lugar de trabajo: la TV Pública. Imagínate mi estado mental y emocional leyendo en gran escala parte de lo que vivía en pequeña escala todos los días. Sumado a mi propia crisis. Una crisis y consiguiente depresión, y consiguiente crisis y depresión. Frustración y vocación.
En el principio de mi crisis veía la decadencia de años de mi trabajo dentro de un sistema imposible de cambiar: me dedique a producir exposiciones de arte para dicho Canal, curar algunas otras, poner en valor parte de su historia, nuestra historia de la TV argentina, dando inicio al Museo de la TV pública y realizando visitas guiadas.
Lo que me queda decirte, y a eso voy, es que creo que nada vale el 100 por ciento de uno mismo. Ninguna pelea, batalla, ninguna causa justa o superior, ni la vocación de hacer.
La desdicha, la soledad y el ansia oscura que nos genera mirar hacia afuera lo que esta mal, lo que no es digno, lo superficial y la mentira se paga caro. O hay que ser iluminado y estar muy inspirado. Igual te la cobran.
Para mi no fue matarme con alcohol y drogas. Pero me toco perderme la oportunidad de subirme a un avión y despedirme de mi hermana que moría de un tumor cerebral a los 33 años. Aunque no lo creas todo sucedía en un mes, el mismo mes en el que yo peleaba un espacio de arte, digno, y presupuestos para la noche de los museos. Todo mientras se me partía el alma imaginando mi vida sin ella. Todavía lloro, todavía me río de mí (por creerme la importancia de tal causa) y todavía duele y dolerá. Del momento de lucidez de aquella trampa, a la acción real (renunciar) pasaron casi dos años.
La vida, se viva como se viva, tiene que estar lejos de vampiros, sean personas o situaciones, que al fin y al cabo siempre ganan en ese terreno, simplemente porque se alimentan de lo que a otros nos hace mal.
El costo es muy alto. Yo no estoy ahí cada noche que dedicas a escribir. No te conozco. No pongo el cuerpo por vos ni con vos. Ni una caricia cuando te invaden los demonios.
Así qué hace lo que sea, corta, abandona, solta! Al fin y al cabo somos algo más que lo que hacemos, escribimos, producimos, etc. Los argentinos, vivamos donde vivamos, tenemos esa carrera eterna de ser y sobre todo demostrar que somos (aunque no seamos), tan reconocidos por nuestro ego? Es agotador. El agotamiento también genera adicción. Y la adicción nos deja en la sombra.
Por sobre todo creo en la vocación de crear espacios. Pero para eso tiene que haber un vacío, una pausa. Vaciarse es tan importante! Pero le tenemos pánico al vacío, al silencio, a la quietud. A no dejar en claro quienes somos. Como si importara… Para el amor, ser amados, para el resto, serán pocos los que nos acompañen. Puedo tener muchos proyectos, pero no tengo más hermanos.
Te admiro, y agradezco las carcajadas que he tenido frente al monitor cuando el aburrimiento de mi propia historia era insoportable.
Lo que sea para tu bien, será justo. Abrazos!’
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