Fran Tinelli, el hijo de Marcelo Tinelli y Paula Robles, encarna, al igual que sus hermanas, todas las contradicciones de la cultura que su padre pontifica. Por un lado, quieren mostrar todo de sí mismos, lo más rápido posible. Por el otro, saben que deben ocultar gran parte de lo que dicen querer mostrar ya que la naturaleza (al igual que a su padre) no les dió lo que ellos suponen que tienen. Esta mecánica de vómito y retracción es análoga a la de la bulimia y la anorexia pero en ellos parece ser…visual.
Durante el ultimo año, los Tinelli Jr. han venido tratando de instalarse como ‘sexy’. Primero fue Micaela tratando,automáticamente, de transformar su rollizo cuerpo en el de una modelo a base de simples poses. De hecho, posó desnuda, a puro brushing, como ‘modelo’ para el perfume de Ricky Sarkany. Esa producción puso en evidencia lo verosímil (al menos, para ellos) de los mecanismos de adulación de su entorno quienes para mantener su lugar están dispuestos a redactarles una Vogue alternativa, cada día. El problema es que los Tinelli parecen haberse criado bajo ese tipo de adulación permanente al punto de haber naturalizado su asimilación. Vale decir que Mica recibe a un grupo de maquilladores y peinadores de Ideas del Sur, cada mañana, que la preparan, peinan y producen antes de salir a la calle. Ni Kate Moss vive así. Luego vino Cande Tinelli y sus tatuajes que muestran la dinámica de la bulimia anorexia a la que hacía referencia anteriormente ya que, a base de tinta en la piel, llaman la atención al tiempo que parecen querer taparse. Sus fotos en Caras con su nuevo novio (Nacho Viale) son similares. Estan arregladas para parecer como que no lo estan. Se muestra para aparecer tapandose la cara. Sintomático…
Por su parte, Fran Tinelli tiene todas las limitaciones físicas de su padre. Es lo que en Inglaterra se llama ‘lanky’ (largirucho y torpe); su piel es, tambien, mantecosa y no es sexy. Sus selfies son verdaderas contorsiones en las que muestra solo lo que pretende esconder. Sin embargo, el efecto es siempre el del pin up boy a la Calvin Klein en un cuerpo que todavia no ha madurado lo suficiente para mostrar ese nivel de erotismo. El problema es que solo tiene 15 años y, claramente, usa ese frisson que la exposición publica le da para crecer libidinalmente y eso no es sano. Digo esto porque a los 15 años fue el protagonista de la tapa de Caras por el solo hecho de que hizo un poco de ejercicio y lo mostró en la playa. Francisco fue retratado por la publicación mientras salía del mar de La Boyita, la exclusiva zona donde Marcelo tiene su chacra marítima y el resultado fue…más adulación.
Ayer subió una imágen en Instagram en la que está desnudo de la cintura para arriba; se lo ve de espalda y de frente. Claro que sus músculos quedan al descubierto al igual que su tatuaje, de un ancla, en el brazo izquierdo. Su sonrisa quiebra (no casualmente) lo rigida de su fisonomia. El problema de estas fotos es que parten de la negacion de lo que la naturaleza le dio (o mejor dicho, no le dio). Todo lo que muestra es artificial y producido. Y esto es algo muy similar al brushing del Panda Albino y a los tatuajes de su hermana. Cabe preguntarse por qué los hijos de Tinelli creen que para vivir hay que mostrar cómo se esconden? Y de quién se esconden? Just a thought.
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