Cuando una amiga que vive en Estados Unidos (quien es, sin lugar a dudas, una de las voces serias autorizadas a hablar de Walter Benjamin) me dijo, con tono risueño, que nuestro flamante Secretario del Pensamiento Nacional de la Secretaría de Cultura de la Nación (sic), Ricardo Forster, presentaría su libro, sobre Walter Benjamin en la Librería ‘El Ateneo’, no lo dudé. Llamé a mi amiga Mercedes Alonso (hija del reconocido pintor Carlos Alonso) para que me acompañara. Por supuesto, subestimé el tipo de tortura a la que la expondría.
El evento tenía lugar en el segundo piso de la librería y comenzó con una introducción/presentacion de Juan Pablo Feinman quien habla y respira como una matrona de la Paternal. No digo que piensa como tal porque sería injusto para con el sentido común que, seguramente, tienen esas mujeres. La presentación del libro nunca puso énfasis en la necesidad de tal libro. Es obvio que el mismo es el resultado de esa suerte de beca de alto nivel que Forster, quien academicamente no ha evolucionado en absoluto, ha venido cobrando gracias a su adscripción fanatica al regimen K. Feinman comenzó diciendole al auditorio que Forster es ‘el que llegó’. Cómo se puede ser tan imbécil!
La introducción de Feinman fue concebida como una ‘disertación sobre el mal como problema fundamental de la filosofía’. Esta aseveración, por supuesto, fue usada como comodín a los fines de bajar linea sore la realidad politica actual siempre por medio de analogias o comparaciones mas o menos directas. La concepción de la historia de Feinman es George Duby para tontos. Para él, la Edad Media fue la edad ‘obscura’, en donde imperó la ‘verdad revelada’ y en donde primó el poder del confesor. Por supuesto, el problema de este tipo de lectura es que se hace ponderando el presente (‘gobierno de Cristina’) en comparación al pasado (siempre establecido en relación dialectica y antagónica con el presente). En un momento llegó a hacer la analogia entre el nazismo y el capitalismo como analogo del bipartidismo argentino.
Su argumento historico es desopilante al punto de decir que el comienzo ‘táctico’ del capitalismo fue el descubrimiento de America. No voy a ahondar en esto pero puedo decir que una de las razones principales de Colon fue religiosa. Los Trastamara reclamaban el trono de Jerusalen, tras las cruzadas, y mas alla de las rutas de las especias (que no eran, en absoluto, prioritarias para España) lo que les interesaba era reclamar el trono imperial de Salomon a través de un acceso directo a Jerusalen por el Oeste. A partir de allí todo lo que salió de la boca de Feinman fueron dicotomias simplistas y maniqueas. Para Feinman, España fue sólo especulación (atencion a la palabra) e Inglaterra fue el comercio. Es la Argentina K una alternativa mesiánica transhistorica para esta disyuntiva?
Para Feinman, Sarmiento fue ‘un vende patrias’ al decir que le convenía transformar a Inglaterra en la opción liberal a los fines de justificar la ‘dependencia’. Según él, Sarmiento dijo que ‘500 años de Inquisición, redujeron el cerebro de los Españoles’. Esta fue, según Feinman, el modo que Sarmiento uso para minimizar a los españoles a los fines de levantar a los ingleses. A partir de allí, todas las afirmaciones fueron tambien barbaridades. Por ejemplo: ‘El primero que mató a Dios fue Descartes’, ‘la gente del campo son idiotas’, ‘el campo es ese lugar donde los pollos corren vivos’, etc. El sentido del humor de Feinman es patético.
Tras esta tortura vino el turno de nuestro Secretario del Pensamiento Nacional quien no tiene nada que decir sobre Benjamin más allá de transformarlo en una suerte de pontífice postmodernista (de la disolucion, la alteridad, el caos, la infancia y la mar en coche). En sintesis, una perdida de tiempo y supongo que de dinero de los contribuyentes. J A T
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