Debo confesar haber estado tan compenetrado con la realidad argentina que, hasta ayer, no me había dado cuenta de la gravedad de la situación en mi hogar de adopción, el Reino Unido. En mi vida este no es un hecho menor ya que en dos meses tendré pasaporte británico lo que sea que esto entonces signifique. Me refiero por supuesto al hecho de que mas de cuatro millones de escoceses deciden hoy si se separan o no de Gran Bretaña. El 97% de los casi 4,4 millones de personas habilitadas para votar se registró para hacerlo, por lo que se prevé una alta participación no prevista hasta ayer. Esto es algo que Londres no imaginaba y la consecuencia de ‘ser demasiado ingleses’ y creer que los problemas desaparecen por su propio peso. Lo cierto es que el escenario del plebiscito cambió dramáticamente en el pasado mes. A mi partida de Londres se descontaba el triunfo del ‘No!’ casi como si el mismo hubiera sido la propuesta de un grupo de trasnochados que no merecían ninguna atención. Ja!
Cómo pudieron equivocarse tanto? La primer respuesta a esta pregunta estuvo dada no por cuestiones de corte netamente nacionalista sino del sistema electoral. Hace tres meses David Cameron enfrentó su primer gran derrota electoral en manos de la ‘ultra’ derecha con motivo de la elecciones al parlamento europeo en donde no solo él perdió (Partido Conservador) sino también el partido que ha armado una coalición de gobierno con ellos en contra del Laborismo de Ed Milliband. Me refiero a Nick Clegg de los “Liberal Democrats’. En esa ocasión, el carismático (y a veces payasesco) nacionalista Nick Farage (UKIP) les recordó a los ingleses que Londres no era igual al resto de Inglaterra y que los extranjeros estaban quitando los puestos de trabajo a los ingleses. El problema fue que si bien Nick Farage obtuvo el primer puesto en las elecciones, la proyección de su triunfo en las elecciones parlamentarias ordinarias le darían, dadas las limitaciones ‘naturales’ que impone el sistema electoral, (en el mejor de los casos!!!) una (!!!!) banca a nivel nacional.
FOTO: GABY LEVINAS
Para entender esto, debe comprenderse el sistema electoral británico el que está diseñado para impedir la emergencia de cualquier nueva fuerza política. Entre las principales características del sistema electoral británico, están que el Primer Ministro puede anunciar elecciones en cualquier momento de su mandato, tras haber pedido a la Reina que disuelva los Comunes, la cámara baja del parlamento. Una vez electa, la nueva cámara tiene una esperanza de vida variable, limitada a un máximo de cinco años. Las elecciones se celebran mediante el sistema uninominal mayoritario a una vuelta por circunscripciones; es decir, que el votante elige un candidato entre varios, y el candidato que obtiene el mayor número de sufragios es elegido para representar esa circunscripción. Este sistema, aunado a un recorte de circunscripciones favorable, juega en favor de conservadores y laboristas.
Las 650 circunscripciones de Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte están formadas por unos 70.000 electores que eligen a un diputado para representarlos en la Cámara de los Comunes. Los electores eligen a sus diputados, pero no directamente al Primer Ministro. El partido que logra la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes forma un gobierno y su líder se convierte en primer ministro. Los líderes de los principales partidos también son diputados. Es muy poco habitual que ningún partido logre la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes. Si esa mayoría no se logra, esta situación puede conducir a una coalición o a un gobierno minoritario.
Esta distribución de las circunscripciones hace que el partido liderado por David Cameron coseche cifras miseras de votos entre los escoceses, pero que esto no les impida alcanza la mayoría en Westminster (Gobierno Central). Esto ocurre porque si bien Escocia parece representar el 50% de la union la realidad es que representa solo el 8% del padrón y es allí en donde ocurre la injusticia. La injusticia del sistema británico esta en su dañina y desprestigiada vocación psicóticamente bipartidista.
El primer ministro británico, David Cameron se juega el puesto. Si viene sobreviviendo es a base de haber apenas salido de la recesión pero ya no cuenta con el favor popular y tras una derrota debería presentar su renuncia. Contra esto dijo: ‘Mi nombre no esta en la boleta. Mi futuro será decidido en las elecciones generales británicas generales que llegarán pronto en el 2015’, le dijo a la BBC pero admitió que esta nervioso (y otros dicen que está en pánico) por lo que puede pasar hoy después de meses de cómoda ventaja del No!.
Cómo llegaron a esto? Para entender esto uno tiene que entender la soberbia inglesa post-victoriana que les hace creer que los problemas van a desaparecer por el simple hecho de ser ignorados. El resultado es que tras el Reino Unido, España misma puede desintegrarse y sumado al problema de Medio Oriente yo creo que el mundo cambiaría al punto de no poder ser ya reconocido. J A T
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