]En la foto de Instagram vemos a la insignificante Calu Ribero que sigue dando vuelta en las canchas de fútbol inglesas tratando de enganchar algo. Sin embargo, lo interesante de la imagen es todo aquello que no es Calu Ribero. Digo esto porque detrás de ella está la embajadora Argentina en el Reino Unido, Alicia Castro con su hija (hija ilegitima de Castro con Mauricio D’Alessandro) y su novio. Calu Ribero es, obviamente, amiga de la hija de Castro y ligó tickets gratis. Esto no sería el problema si Alicia Castro fuera un diplomático que demostrara algún tipo de productividad en su paso por Londres.
Lo cierto es que Alicia Castro es y ha sido ninguneada por el establishment británico ya que ni se preocupó en comprender los códigos sociales que se manejan en estas islas. Despechada y seguramente con complejo de inferioridad social, su reacción ha sido la de cagarse no en el establishmente inglés sino en los contribuyentes argentinos.
Digo esto porque hace meses que Alicia Castro no pisa la Embajada en Davies St y sólo se limita a ir de compras y almorzar con sus nuevas amigas inglesas, las que, obviamente, no son amigas de ellas sino de los beneficios que el pueblo argentino le da mediante la tarjeta de crédito de la Embajada. Según el personal de la embajada, la situación es prácticamente intolerable ya que sin agenda, sus días son puro turismo para ellas y todos sus amigos (muchos de ellos, artistas de segunda que vienen de Argentina). En otras palabras, digamos que su trabajo diplomático se ha reducido a transformar a la embajada argentina en una suerte de hotel alojamiento de sus amigos quienes usan todos (y digo todos) los servicios a discreción.
Para peor hace un par de meses festejó su cumpleaños en el costosísimo restaurant Scott’s con invitados ingleses como Bianca Jagger, por ejemplo. Para darles una idea de lo que estamos hablando. Si uno invita a Bianca Jagger es porque no pertenece al verdadero circuito de poder sino que está al pedo y tiene plata para tirar al techo. Lo verdaderamente doloroso es que estos gastos se hacen a costa del erario de la Argentina. Fueron los contribuyentes argentinos que pagaron por ese cumpleaños y por todos los almuerzos personales de esta señora. Otro ejemplo de la desfachatez de esta señora es que se hizo traer su propio cocinero desde Venezuela, al que le triplicó el sueldo. El personal de la Embajada en Londres está en shock y el pueblo argentino debería también estarlo. J A T
MIRA LA PASTELITICA
