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EL MONUMENTO DE KIRCHNER EN ECUADOR DEMUESTRA EL ENOJO DE CRISTINA POR HABERLA DEJADO SOLA

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Un Nestor Kirchner de dos metros, avanzando con su brazo en alto, tenue sonrisa, saco desabotonado y corbata al viento ha causado comentarios tanto por su costo como por su aparente mal gusto. El mismo ha sido donado por el gobierno argentino al UNASUR para ser instalado en su sede en la ‘Ciudad de la Mitad del Mundo’ en Ecuador. Encargado por la Cancillería a Miguel Gerónimo Villalba, un escultor de 34 años, por contratación directa y sin mayor antecedente que el haber realizado otro monumento similar que fuera emplazado en Rio Gallegos, el costo de la estatua presidencial donada a Ecuador fue de casi un millón de pesos.

La obra esta hecha de varias partes fundidas en bronce y ensambladas lo que, inmediatamente y a primera vista, justifica el costo. Yo diría que este no es el problema sino la falta de un mecanismo serio de contratación de obras monumentales en las que se representa la soberanía. En la historia del arte, ni siquiera los monarcas absolutos del siglo XVII, tomaron este tipo de decisiones con la unilateral arbitrariedad que lo ha venido haciendo el gobierno de Cristina Kirchner. Por dar solo algunos ejemplos, en las cortes absolutistas de los Borbones (en Francia) y Habsburgo (en España) (este es también el caso de los encargos ecleciásticos, desde el Renacimiento, a El Greco o Caravaggio), este tipo de decisiones eran tomadas de la siguiente manera.

En primer lugar se definía un jurado de notables compuestos por artistas (generalmente, los de corte) que eran los encargados de hacer el encargo. Luego el artista que ganaba el concurso debía firmar un contrato en donde debía proveer un garante que estuviera dispuesto a pagar el total del costo (más una multa) en caso que la obra no satisficiera al jurado en cuestión. Esto dejaba a varios artistas fuera de juego ya que solo los probadamente buenos podían conseguir semejante nivel de confianza.  En otras palabras, si la obra terminada no estaba a la altura de las circunstancia se hacía pagar al artista por el tiempo que la institución había perdido en confiar en él. Respecto del costo, el jurado nominaba un valuador y el artista otro. Ambas personas debían reunirse una vez que la obra fuera entregada para ponerse de acuerdo en un precio final. Como vemos, la participación de los monarcas absolutos estaba mediada por todas estas instituciones y el objetivo era preservar la figura del soberano de malas decisiones que afectaran a todo el pueblo. El resultado de este mecanismo va desde San Pedro en el Vaticano, la Plaza Mayor en Madrid, Versalles, etc y ha sido el disfrute y el patrimonio no solo de esos pueblos sino de la humanidad entera. Esto nos lleva a la cuestión del estilo.

Creo que el problema de Cristina Kirchner es que confunde, nuevamente, lo público y lo privado al creer que es un derecho personal de ella, en tanto viuda de Nestor Kirchner,  el de tomar todas las decisiones estéticas respecto de este tipos de encargo. Sin ir más lejos, la Presidente le pidió a un escultor, que practicamente no tiene antecedentes, que representara a Nestor…’sonriente’. En tanto ex Presidente argentino, esa estatua en el UNASUR no representa a Nestor Kirchner como persona sino a la Argentina toda como cuerpo colectivo y es por eso que la cuestión del estilo es fundamental. Que la estatua sea o no seria trasciende la decision de Cristina Kirchner en tanto persona fisica y debería incluirla en tanto persona ‘juridica’ o ‘representante de la soberanía Argentina’. Creo, honestamente, que es este tipo de ignorancias que ponen en evidencia el que Cristina no haya estudiado lo suficiente en su vida como para entender esto y, obviamente, nadie se anima a asesorarla al respecto.

El estilo elegido por Cristina Kirchner es el mismo vernáculo y coloquial usado por Macri en sus representaciones sintética de Gabriela Sabatini y otras celebrities emplazadas en diferentes puntos ‘turísticos’ de la Ciudad de Buenos Aires. En el caso de los ‘muñecos’ de Macri, el objetivo es el de crear una suerte de ‘tableau vivant’ en donde tanto los espectadores como las ‘esculturas’ tienen el mismo tamaño a los fines de su interacción para la foto. Esta es la lógica del Museo de Cera Madame Tussaud de Londres, por dar un ejemplo, o de los Pesebres Vivientes de Tierra Santa. Sin embargo, el uso de este estilo coloquial se da de lleno contra el material elegido por la Presidente (y supongo, exigido por la ocasión) que es el bronce. Este material es un material inmortal por deficion y no acepta el uso de un lenguaje vernáculo sino ‘transhistòrico’ (latin, por ejemplo). Dicho de otro modo, el bronce no acepta la informalidad sino sólo lo ceremonial. Sin ir más lejos, la tradición de representación del soberano en bronce viene de la Antigua Roma y se proponía transformar a la figura del soberano en un ser omnipresente e inmortal. El concebir a Nestor Kirchner como Minguito Tinguitela o ‘El Pibe’ de Chaplin puede resultarle simpático a la Presidenta pero es, de por sí, un insulto al pueblo argentino al no tomar en serio a sus simbolos. Digo esto porque el desarreglo de la ropa y de la linea de la estatua de Kirchner denota falta de disciplina personal y desorden y lo que este tipo de estatuaria politica debe connotar es una idea de orden, estabilidad, continuidad y paz social. Es por eso que San Martin no sonríe en sus estatuas sino que esta sereno y nada lo inmuta. San Martin no es partidario sino de todos. Esa persona pasa a ser aquella que tiene la vision de guiarnos hacia el futuro aun desde ultratumba. Este es también el caso de las representaciones de Evita Peron. No se la representa como una muchachita de barrio sino como una emperatriz o una Juana de Arco, pero siempre en tono serio.

Lejos de esto, la estatua de Nestor Kirchner en Ecuador aparece desbalanceada. Es como si se fuera a caer o estuviera apurado por llegar a algún lado. Es un Kirchner en tránsito y nervioso. Cabe preguntarse  por qué Cristina insiste en representar a Kirchner descentrado y en desequilibrio. Es como si Cristina Kirchner necesitara recordar a su marido como no teniendo paz. Quizá la Presidente use estos encargos para establecer un dialogo con su marido muerto y si este es el caso, qué quiere decirle? Yo creo que Cristina Kirchner no puede aceptar que su marido descanse. En esto hay algo de inmadura negación de la realidad pero también hay algo de reproche. Es como si la Presidenta creyera que su marido le debe algo y por eso lo hace mover y trabajar aun cuando, obviamente, ya no puede hacerlo. Si, como se ha dicho, las investigaciones de enriquecimiento ilícito son el resultado de la poca atención puesta en los detalles de los negociados y las transferencias bancarias (de Lazaro Baez, etc) porque se suponía que el próximo presidente seria el tercer mandato de Kirchner, el encargo presidencial de esta estatua en el UNASUR demuestra el enojo de Cristina con su ex marido por tener que irse en menos de un año. J A T

MIRA LA PASTELITICA



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