Uno puede decir sin temor a equivocarse que los argentinos tenemos una relación neurótica y obsesiva con el dinero y esto mezclado con, supongo el hecho de que la gran mayoría somos directos descendientes de inmigrantes pobres, esa neurosis pro el dinero colapsa en una construcción de la vida como una misión cuya épica siempre bordea la tragedia. Supongo que por esto, siempre estamos a la espera de una gran crisis económica o una gran corrida que ‘acabe con todo’ para después volver a empezar. Es en este contexto en el que existen ciertos ‘operadores’ tanto políticos como económicos que parecen fascinarse con el ser ubicuos a partir de su invisibilidad y cinismo. Ellos son los ‘malvados’ de la tragedia argentina. Esta es la historia de un encuentro libidinal con uno de ellos.
En la Argentina, por alguna razón que, según supongo, es cultural el halo de poder económico y político en las sombras parece encontrar como vectores a ciertos personajes como Jose Luis Manzano, Enrique Nosiglia, Jorge Hadad, o Sergio Spolski. Este ultimo es un personaje a todas luces fascinante por lo contradictorio y, si se quiere, limitado. Su ambición es la condición de su propia imposibilidad. De esta lista fui amigo de uno y cogí con otro. Mi amigo fue el Coti Nosiglia y mi fuck buddy fue Sergio Spolski? Es imposible entender nuestra cultura sin adentrarnos en la candidez de la oscuridad de estos personajes.
Sergio Bartolomé Szpolski nació el 4 de enero de 1965. Szpolski es sociólogo y rabino graduado en 1991. Durante el gobierno de Carlos Menem realizó su primer intento importante en el campo de las empresas periodísticas conformando una sociedad con Gerardo Sofovich, para fundar un periódico dirigido al mismo sector de lectores que Página/12, intento que no salió adelante por la oposición de sus compañeros de conducción del Banco Patricios, quienes temieron los efectos que ello tendría sobre las finanzas del grupo. Posteriormente estuvo asociado con el también empresario de medios Daniel Hadad en el diario de negocios Infobae. Más adelante, Spolski ingresó como socio en la explotación del diario universitario de distribución gratuita La U en la que también estaba asociado Luis Cetrá, dueño de la quebrada radio Rivadavia y principal hombre de Enrique Nosiglia en temas de dinero. En 2004 adquirió el paquete mayoritario de la revista Veintitrés y en 2009 ya era propietario de las revistas 7 días y Newsweek Argentina, y los periódicos Diagonales, El Argentino y Miradas al Sur.
Javier Romero, periodista político de Crítica de la Argentina, que pasó por Veintitrés y Página/12, entre otros, además de ser autor, junto a Romina Manguel, de Vale Todo, una biografía no autorizada de Daniel Hadad, afirmó que Szpolski «participó de una maniobra que consideraba mafiosa contra Ibope para favorecer los intereses de Hadad».El tribunal de ética de la AMIA lo condenó por las inversiones que hizo en su propio banco aprovechando su puesto de tesorero en la institución.
El diario Perfil en una nota basada en el informe oficial sobre distribución de la publicidad oficial denominó al grupo Szpolski como el “gran beneficiario” de la misma señalando que en el primer semestre de 2008 había recibido $ 7.027.060.- por ese concepto y en igual período de 2010 el importe fue de $ 35.643.233.- o sea un 467 % de aumento, que la nota contrastaba con lo recibido por diario Clarín por igual concepto que había bajado de los $ 22.212.855.- en 2008 a los $ 20.161.626.- en 2010 o sea un 9,2 % menos.
Si se tiene en cuenta que yo a mi salida de Buenos Aires terminé comprando arte y vacacionando (casi como miembro de la familia) del CEO de Coca Cola y de algunos socios de los Bancos de Inversion mas importantes del mundo, como Morgan Stanley, la fortuna de Spolski es mas bien limitada, en comparacion. Sin embargo, estos personajes hacen de la discreción, el silencio, la paranoia y los negociados una estética que tiene por objetivo potenciar el alcance real de su poder y de su fortuna.
MI primer terapeuta una vez me dijo que la forma de desmistificar a la gente que se toma demasiado en serio o se monumentaliza demasiado es o bien coger con ella o imaginarla cagando. Lo segundo es un poco asqueroso y como durante la mitad de mi vida fui adicto al sexo, decidi, muy temprano en mi vida, que un modo de conocimiento y reconocimiento de mucha gente era el sexual. Asi apareció Sergio Spolski en mi vida (en Palacio Buenos Aires, por ser mas explicito) mostrando músculos a mas no poder. Me pidió el numero. Se lo dí. Una semana más tarde me llamó.
Yo estaba totalmente borracho y caliente (como siempre) en la inauguración de la muestra de Pablo Suarez en lo de Daniel Maman. Creo haberle dicho donde estaba antes de quedarme sin baterías por que minutos después, como por arte de magia, se hizo cuerpo y cuando digo cuerpo digo….Cuerpo! Transpirado, vestido a lo muscu-muscu furiosa, es decir: bermudas cargo, remera blanco super ajustada de escote en v y con cara de pocos amigos, entro a la fiesta y con un gesto en la cabeza me hizo salir como si estuviéramos casados y tuviéramos ya cuatro hijos en edad escolar. Como el Coti Nosiglia tiene esa inocencia de aquel que siempre se portó como un hijo de puta y siempre le funcionó. Esa infantilidad en el pensar que con dinero, poder y mala cara solucionas todo en la vida siempre me pareció muy tierna.
Convengamos que yo, en realidad queria seguir tomando champagne, pero claramente el no queria quedarse en un lugar en el que lo reconocerían por lo que me invito a tomar un Campari en el bar del MALBA. Alli me sugirió ir al baño juntos. Lo miré con asco y le dije que estaba totalmente confundido. Allí mostrando una versatilidad que ciertamente le falta, Sergio Spolski decidió transformarse al menos por un par de horas en ‘mi novio’. Les dije que es infantil, después de todo.
Fue tras ese Campari que, ya convertido en virtual ‘novio’, me invitó a comer (como para transformar todo en una cita?) y le dije que si porque tenia hambre. Ante mi sorpresa, bordeando el shock, este rabino, ex tesorero de la AMIA, me llevó al Museo de Jamón sobre Avenida 9 de Julio. Sí, sí….un líder judío en el Museo del Jamón. Esto me sorprendió al borde del shock ya que se supone que ademas de judío es rabino pero esto hizo que mi aproximación a la experiencia fuera mucho mas perversa. En otras palabras, al leer la palabra Jamon, se me pasó el aburrimiento de inmediato. Por supuesto, ni corto ni perezoso y siendo que yo era el lindo (recién acababa de aparecer en una publicidad de DKNY en Vogue Italia en mi unica incursion como modelo, fotografiado por Bruce Weber), le dije: ‘si queres que cojamos tenés que comer jamón’. Si quería jugar juegos de poder, íbamos a jugar juegos de poder y eso fue lo que hicimos. Primero y principal, hice que contratara a Leopoldo Moreau como asesor porque había quedado en la lona y era mi amigo. Esto el nunca lo supo y Moreau se portó muy mal conmigo pero yo le dí de comer durante años (via Spolski-De Narvaez) y esto es algo que el nunca supo. Pero volvamos a nuestro tema…
Vale decir que la paranoia de un gay judio puede ser insuperable. Digo esto porque en tanto ‘pueblo elegido’, el judio tiene de por si la obligación de procrear para prolongar la presencia del linaje de Abraham en la tierra. Esto hace a los judios algo equivalente a la nobleza en el mundo cristiano. La diferencia es que los nobles son elegidos por el Rey y los judios fueron directamente elegidos por Dios. Esto significa que si uno es gay en la comunidad judia, está atentando contra ese mandato biológico y mesiánico fundamental. La culpa puede castrar a este tipo de personas y eso fue lo que termine experimentando en el albergue transitorio en el que su paranoia y ganas de hacer todo al mismo tiempo eran, al menos, al principio, algo frustrante.
Debo aclarar mi fascinacion por los ‘telos’ porteños que son, de alguna forma, la expresión arquitectónica del tipo de secreto que personajes como Nosiglia y Spolsky suponen encarnar. Los albergues transitorios son construcciones que le dicen al mundo ‘no me mires, no me mires, miráme…miráme!’. Yo a esa altura estaba totalmente pasado de todo: droga y alcohol y el tambien. Lo primero que voy a decir es que esta musculosa prefiere ser artificialmente lampiño y no hay cosa mas desagradable que esa piel de cuarentón ya afinada por el tiempo y con los pedazos de pelo a medio crecer tras una semana de haberse afeitado el pecho y el culo. La sensación es desagradable y en el caso de Spolski puede asemejarse a coger con China Zorrilla, con todo respeto por la actriz uruguacha.
Cuando estoy de joda tengo dos cambios: el aburrido-malvado o el divertido-malvado. Ese día estaba divertido. Fisicamente, no estaba atraído por este hombre que para colmo no se asume como gay y vive en paranoia de perder ‘su poder’ (sic). Para mi eso mas el hecho de que es un rabino jamon-ófilo es suficiente como para dar rienda suelta a mi lado perverso. Para contar una larga história corta no solo empecé algo a lo que no soy muy afin pero en este caso me pareció lo mas adecuado. Me refiero a ‘water sports’. En otras palabras, sin dudarlo, me paré y empecé a hacer pis sobre toda la habitación con el incluido. Esto me permitía no tocarlo y mantener una muy sexual distancia. Para peor y no tengo explicación para esto, agarre agua y empece a tirársela. Creo que el protestaba pero no recuerdo bien.
Por supuesto, sus protestas estaban combinadas por algo parecido a gemidos. El tema es que cuando los judíos ‘culposos’ cogen (como mi ex de 8 años) es como si ‘they are dying a death’ (muy dificil de traducir esto al castellano). Esto fue divertido pero lo divertido estaba por venir ya que tras horas de basicamente jugar a la Pelopincho en la habitación del Telo, ambos nos cambiamos y nos fuimos. Tanto el como yo pensábamos que ya habiendo pagado, uno simplemente tenía que abrir la puerta e irse dejando esa suerte de batalla campal combinada con Water World en la habitacion. El encargado de abrir la puerta de calle era yo y a pesar de mis intentos, no podia. Le pedí que fuera a pedirles a los del mostrador que nos abrieran la puerta y volvió pálido y repetiendo de manera casi convulsiva: ‘vamos a ir presos, vamos a ir presos’. La cuestión es que el hotel tenia que chequear la habitación antes de permitirnos salir. Yo dije: ‘Fuck! No hay forma que nos dejen ir’. Por supuesto tras un pago (que dividimos entre los dos ya que seré un depravado pero siempre un caballero) salimos y el se fue por su lado y yo por el mio. Just another LANP story.
