La edición 2015 del Premio Braque plantea un salto cualitativo respecto de los años anteriores, al tiempo que es un llamado de atención para el jurado de premiación. Digo esto porque este tipo de premio en una escena artística tan provincial como la Argentina puede marcar caminos estéticos que no son necesariamente los que los argentinos estarían eligiendo sino los que creen que ‘el Primer Mundo’ quiere de ellos. Dicho de otro modo, el peligro que se corre es el de ‘afrancesar’ a nuestros artistas para luego mandarlos a Francia para que dicho proceso de ‘afrancesamiento’ sea, finalmente, completo.
El premio Braque es organizado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero en conjunto con la Embajada de Francia en la Argentina y cuenta con el apoyo del Palais de Tokyo. El mismo fue relanzado en el 2013 con ‘el propósito de estimular la producción y el posicionamiento de los artistas argentinos, así como de contribuir a su inserción dentro de las redes en el mapa internacional del arte contemporáneo’ (sic). El premio se realizó por primera vez en 1963 y continuó hasta 1997 con premiados tan disímiles en calidad de obra como Rogelio Polesello, Carlos Alonso, Nicolás García Uriburu, Sebastián Gordín y Nora Iniesta.
Este año el jurado de premiación estuvo conformado por Daria de Beauvais (Palais de Tokyo), Leando Erlich, Anibal Jozami y Guillermo Navone; quienes decidieron entregar el primer premio a Florencia Rodriguez Giles y Vicente Grondona (compartido) y dar una mención especial a Juan Becú. Rodriguez Giles fue premiada por la performance Hiperestesia y Vicente Grondona, por su obra Circulación ígnea. El premio a Rodriguez Giles no sorprende en el año en el que la Ciudad de Buenos Aires y el MALBA se preparan para colocar al arte de performance en el centro de la escena. Es un premio a la moda. A una moda, sin embargo, que ya en el mundo dejó de serlo.
El premio a Vicente Grondona es, sin dudas, un salto de calidad respecto del 2013, año en el que Leonardo Damonte fuera premiado por algo parecido a una ensalada de madera con luces de neon. Grondona parece ser el niño mimado de una generación de buenos pintores (más no necesariamente artistas) que, por alguna razón, en su apuro por el éxito terminan renegando de la pintura. La obra ‘Circulación Ignea’ es monumental pero innecesaria. Digo esto porque Grondona es uno de esos artistas que tiene la capacidad suficiente de transformar la minucia de su trazo caligráfico/pictórico en algo expresivo pero se niega a hacerlo. Ese salto entre el detalle y el gesto es lo que Grondona, por alguna razón, no se anima a dar y en cambio nos da esta escenificación infantilizada de lo que supone ser una ‘instalación pictórica inteligente’. Es esa cobardía de Grondona que, realmente, me hace totalmente indiferente a su producción. Desde hace rato que sus objetos no me producen nada.
Habiendo dicho esto, lo que más me preocupa de ‘Circulación Ignea’ es el lenguaje pictórico ‘afrancesado’ que alude directamente a esa conflación de informalismo y ‘nouveau realisme’ que tanto fascinaba a los franceses a fines de la década del sesenta y al que un grupo de argentinos (ver Pastelas: Minujin, Le Parc y Alonso) supieron reaccionar de manera, mas o menos, original. Sin embargo, este no es el caso de Grondona quien decidió transformar a su obra en una solicitud de visa a la Embajada de Francia. Es como si con esta obra Grondona hablara francés pretendiendo no tener acento. En este sentido, no sorprende que los que premian esta obra sean una francesa, un artista argentino que vive en Paris desde hace por lo menos quince años y dos coleccionistas que hacen lo que creen que luce bien hacer (Jozami y Navone). Se premió al más francesito de los argies?
Es Juan Becú con su ‘mención especial’ que, según mi opinión, debería llevarse todos los aplausos ya que a diferencia de Grondona, decide criticar a un sistema del arte que les exige a los artistas monumentalidad y producción pero lo hace saliéndose de un medio que tan bien maneja, como la pintura. El video ‘Radical Fitness’ es, conceptual, valiente y como producto final, bien logrado. El reconocimiento está tardando en llegar pero está llegando. En mi opinión, Becu tiene el potencial de ser uno de los gran artista argentino. Simplemente, no hay que asfixiarlo exigiendole que se estupidice. (Dicho sea de paso: Juan Saenz Valiente es un hallazgo en un video que, hasta hoy, tiene solo 18 vistas en Youtube!!!). J A T
MIRA LA PASTELA DEDICADA A CARLOS ALONSO (PASADO GANADOR DEL PREMIO BRAQUE)
