TEXTO ESCRITO POR EMPLEADA PUBLICA
Cañete querido. Hoy presencié un preview de la muestra de Marina de Caro en el Mamba. ¡Hay tanto por hablar! El evento fue privado, con invitación a cargo del banco Superville. Empecemos por la entrada: tuve que presenciar como el mismísimo Albero Sendrós al no estar en la lista de invitados generó un quilombo gritando “hay que ser Susana Gimenéz para que te dejen pasar” para lograr ingresar. Incomodó a todas las empleadas del banco trabajando en la puerta. Lo más triste comparasión famosa.
En fin, La muesta es muy pobre, las obras tienen una factura técnica baja y carecen de profundidad. Realmente no generan interés alguno en el público. Ni hablar de la relación ética entre la artista y su puesto estable en el museo. No deja de sorprenderme que nadie discuta esto. ¿Cómo es posible que la mejor amiga de la supuesta directora interina -Victoria Noorthoorn- sea curadora educativa? Peor aún ¿cómo es posible que un empleado de un museo público tengo en exhibición una retrospectiva? Es realmente indignante y poco fundamentado dado que las obras son paupérrimas y no en condiciones de merecer tanta tención. El amiguismo gana tanto terreno en el ámbito artístico se BA que da miedo. ¿Artistas organizados no se queja de esto? Uf pa-te-ti-co
MIRA LA PASTELITICA DESDE SAINT PAUL’S
