
La figura de la niña víctima del Holocausto se encuentra frente al Museo Caraffa y de espaldas a la Plaza España en la ciudad de Córdoba, fue emplazada en 1995 en un sentido acto del que participaron autoridades provinciales y municipales. La misma era, strictu sensu, horrenda lo que nos lleva al criterio estetico para la instalacion de estas cosas en el espacio publica. Es decir, parece una torta hecha con mazapán cuyo tema es la pobre niña judia escapada del Holocausto.
En esa oportunidad, la filial Córdoba de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (Daia) en el tipo de acción de ‘están todos contra nosotros’ condenó el acto de vandalismo y a través de un comunicado aseguró que “la destrucción de parte de la escultura representa la intolerancia que debemos superar, para seguir bregando por unasociedad justa, plural y alejada de cualquier tipo de discriminación”, a la vez que pidió que se encuentre a los responsables. Yo diría que el acto de vandalismo aparece en el momento en el que esta estatua es puesta en un lugar publico al agredir con mal gusto a los transeúntes que, finalmente, decidieron hacer justicia por mano propia. Si no hay nadie que filtre que es aceptable y que no, no se puede culpar a los manifestantes por ostentar cierto sentido del buen gusto.
Más de 10 meses estuvo la obra decapitada en el centro de la ciudad, hasta su reinauguración y restauración el pasado jueves 12 de junio.
El monumento fue recuperado por el propio arquitecto Isaac José Namhias a instancias de la Municipalidad de Córdoba y de la DAIA – Córdoba y, al respecto, el intendente Ramón Mestre aseguró: “Esta recuperación tiene una significación especial por el legado que Ana Frank nos dejó y que tiene que ver, fundamentalmente, con la esperanza. Fue una niña que le ha dado mucho al mundo, porque su libro ha permitido conocer uno de los desastres más tristes que tuvo la humanidad, como lo fue el Holocausto que ocasionó el régimen nazi”.
Sin embargo, varias son las voces que se alzaron respecto de las diferencias entre la obra original y la actual, además de una gran cantidad de críticas en las redes sociales. El problema es que el escultor no es un escultor sino un arquitecto y en tanto tal no conoce las reglas anatomicas mas elementales. Ya era un desastre al principio, imaginense ahora. Señoras y seńores, no importa que seas judio o cristiano, si sos villero, sos villero. J A T
