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JUAN CARLOS MOLINA: UN CHONGO HOT, TATUADO Y CON CRUCIFIJO PARA CRISTINA?

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Gabriel Sued de La Nacion escribe este domingo un perfil del cura al que Cristina Kirchner puso al frente del organismo encargado de combatir las adicciones. Me refiero al ‘carismático’ Juan Carlos Molina quien unos días atrás se hiciera famoso tanto por decir que todo el consumo de drogas debería ser despenalizado y como también por haber, aparentemente, recibido el ‘apoyo’ de George Soros (como si esto importara algo cuando se lucha contra las adicciones).

Desde ya, este nombramiento suena a sobreactuación de parte de la Presidente quien, tras años de repartir zanahorias, sabe a quien tentar tanto a nivel del narcisismo como del bolsillo. Creo que Juan Carlos Molina es la persona equivocada para ese cargo por dos razones. La primera no es tan importante y tiene que ver con el hecho de que este ‘curita’ ha probado ser peligrosamente ambicioso y le sacó plata a Repsol en condiciones poco claras si se miren desde el punto de vista de la fe. La segunda tiene que ver con el hecho de que colocar a un hombre de Dios (que vive haciendo una homologación de los nombres de Cristo y Cristina) a cargo de la lucha contra las adicciones, si bien puede parecer una decision atinada, no lo es y esto lo digo como adicto en recuperación.

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En el articulo de La Nación, Juan Carlos Molina se muestra como el típico ‘curita del tercer mundo’ listo a arremangarse y meterse en el barro. Tatuado e hijo de gitanos, se presenta como el amigo de los ‘desprotegidos’. Sin embargo, hay una linea muy delgada entre el culto de la personalidad (lo que podríamos llamar ‘el Madre-Teresismo’) y la solución de un problema que está diezmando a la Argentina desde dentro. Este problema es social y, de ninguna manera se soluciona con palmitas en la espalda y ‘haciendote el amigo de los niños’. Eso es Evita Peron-ismo y del tipo más oportunista. En tal sentido es interesante transcribir el modo en el que el periodista relata la acción del Secretario de la Lucha contra las Adicciones en Salta:

‘Las risas que alborotan el salón de paredes sin revestir se apagan de a una, como por contagio. Todas las miradas apuntan a Juan Carlos Molina, el cura que Cristina Kirchner puso al frente del organismo encargado de combatir las adicciones. En el centro comunitario evangélico del Barrio 17 de Octubre, un rincón polvoriento de las afueras de la ciudad de Salta, se instala de pronto un aire religioso.

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Sentado al centro de una mesa larga de tablón, rodeado de jóvenes con gorras de visera que lo escuchan como en misa, él relata un milagro: una mujer que había sufrido de hemorragias durante 12 años se abrió paso entre una multitud para llegar a Jesús y curó su enfermedad en el preciso instante en que logró tocar su manto. “Los pibes se están desangrando por la droga. Tenemos que darles esperanza, ser los Jesús de nuestro tiempo”, remata, apasionado y con las palmas hacia arriba, casi como en una plegaria. Antes de irse les deja un pedido: “Cuando oren, acuérdense de Cristina’’’.

Esta es una recreación, en clave Kirchnerista, de la Ultima Cena. El problema es que aqui se está usando a la religión y a la politica en lugar de la espiritualidad que es, en definitiva, lo que salva a los adictos. Esto lo digo como adicto en recuperacion y sé de lo que hablo ya que cuando uno consume uno no quiere que lo vengan a salvar sino que tiene que llegar al lugar en el que uno se convence a si mismo de que hay lugares en los que la cura es posible. En otras palabras, los centros de rehabilitación de la adicción no pueden funcionar por promoción (este parece ser el caso del pastoralismo carismático de Juan Carlos Molina) sino por atracción (es decir, yo tengo que llegar a la conclusion de que mi vida no puede continuar asi). No hay otro modo. Uno no puede curar a un adicto convirtiéndolo al cristianismo. Uno cura al adicto mejorando todas las variables de su vida, no dandole otra via de escape. Además, qué sabe Cristina de pastoralismo sino toda su vida repartió dádivas y creó clientelas?

Este hombre, desde ya, ‘no esconde su buena llegada a los empresarios poderosos. En 2006, almorzó en Madrid con Antonio Brufau, CEO de Repsol, y le sacó 600.000 euros para su fundación. “Soy muy práctico en eso. Los curas vivimos mangueándole a todo el mundo, este gremio es así”, se justifica. Recordemos la situación de Repsol y el gobierno Argentino. Fue esta donación una dádiva, una coima o puro chantaje realizado al mas alto nivel institucional y gubernamental? Si este el caso, esto señor debería pedir perdón por su maquiavélica conducta.

Hoy, su fundacion, tiene 4 sedes: una en Caleta Olivia, otra en Vedia y en El Impenetrable, ambas en Chaco, y una en Haití. ‘El cura pasó ahí una larga temporada tras el terremoto de 2010 y se acostumbró a comer tortas de barro. Sí, de barro. Pero el paso que cambió su vida lo había dado en 2002, cuando conoció, también en el hospital de Caleta Olivia, a seis hermanos, de entre uno y seis años, con retraso madurativo y abandonados por sus padres. Esa misma noche durmieron en la parroquia y poco tiempo después los llevó a vivir con él. Hoy son como sus hijos, al igual que otros veinte chicos que se sumaron a la familia. Viven en un caserón de campo, en San Vicente, a cargo de “Gachi”, una vieja amiga del cura. El día de su asunción en la Sedronar, la familia entera copó la Casa Rosada’. Qué esto? Una villa miseria privada? Una secta? Cuales son los mecanismos formales por los que este amigo del poder actúa y conduce sus negocios y su vida personal? Pareciera ser que la proximidad al poder Kirchnerista da poder e impunidad a diferentes niveles.

¿Y por qué quiso ser cura? “Me enamoré profundamente de Jesús”, explica en un acto en la sede nacional del PJ, en el primer día de la Marca Personal. “Me di cuenta de que no era un touch and go, un garche”, dice, bien callejero, para generar una rápida empatía con el público: 200 militantes de La Cámpora, a los que Molina quiere sumar como agentes de prevención en el combate contra las adicciones. Un garche? Militantes de La Cámpora? Adicciones y Jesus?

Luego dice La Nacion: ‘En política, el cura es orgánico y leal, pero no se anda con formalismos. “Cristina es un tornado, te llama y te asustás”, cuenta en la charla en el PJ, y los pibes se doblan de la risa. Con el auditorio en un puño relata el momento en que la Presidenta le ofreció el cargo. Pone bien recta la espalda, endurece la mandíbula e imposta la voz: “¿Co’ estásss’, co’ estásss?”, la imita, con tono afectado. Todavía en el papel de Cristina gira la cabeza de un lado al otro, barriendo con la mirada todo el lugar. “Yo había escuchado los rumores de que me quería para la Sedronar y le iba a contestar que no, pero me cagó. Me dijo: «Quiero que te metas entre los jóvenes, que hagas pastoral». Tiene esa capacidad de descolocarte.” Como ya dije, con pastoral no se combate la adiccion. Ademas, el modo en el que esta pastoral Kirchnerista se presenta me suena mucho a clientelismo entre los desesperados. J A T

MIRA LA PASTELA



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