Nadia Martinovich expone en el subsuelo de la Galeria Pasto. El pomposo titulo de su instalación es ‘Des-Construcción Nostálgica’ y la misma consta de un espacio con empapelado floreado enmohecido y salido, iluminado de manera precaria. Este ‘escenario’ mal entendido como instalación supone adquirir valor artístico a través de un texto que la ‘’instaladora/ambientadora/poetisa’ Martinovich no se priva en compartir con nosotros. Los siguientes dos párrafos suponen dar sentido al ejercicio:
‘Yo me veo aferrada a una taza rota, pegándola con resultados grotescos. Desesperadamente y desorganizadamente intentando conservar el tesoro me encuentro ante la fatalidad de tratar volver el tiempo atrás rearmando el desperdicio, he ahi la belleza absurda de la frustración pura’ (sic)
Y continúa diciendo: ‘La melancolia se engrendra por el desvanecer de las cosas, los cambios abruptos nos colocan en cimientos inestables. La percepción de un pasado mejor, idealizado, que se demuele y la incertidumbre de un proyecto futuro’.
La Galeria Pasto de Cesar Abelenda no tarda en vomitar el curriculum de la melancólica en cuestión en donde podemos ver que durante 27 años todo lo que esta mujer hizo fue estudiar pintura en la Universidad del Museo Argentino y hacer un par de clínicas, entre otros con Tulio de Sagastizabal. Fue a partir de esos fundamentos plásticos que esta señorita fue elevada al estrellato al ser elegida, ni más ni menos que por Graciela Taquini, para una muestra en el Recoleta en el 2013. Es decir, Martinovich, quien tiene 26 o 27 años no hizo nada de su vida y llega a nosotros con una ‘ambientacion poetizada’. Pero par favaaaar!
Sin embargo, lo interesante es el tema o, mejor dicho, su decision de estilizar la experiencia de la melancolía como, en sus palabras, la ’percepción de un pasado mejor, idealizado, que se demuele y la incertidumbre de un proyecto futuro inestable’. Creo que no es necesario siquiera remarcar que alegorizar la decadencia mediante elementos decadentes no es artísticamente viable. Es como simbolizar la mierda con un sorete. En tanto poema, el escrito de esta señorita no resiste el más mínimo análisis de sintaxis castellana. Sin embargo, lo que me interesa es la coincidencia temática y de iconografía entre esta porquería y la muestra que reseñé hace unos días. Me refiero a ‘Té para Dos’ de Margarita Wilson-Rae en el Espacio Naranja Verde de Parlermo en el que se explora esta misma estética de ‘Virgenes Suicidas’ como modo zángano de alegorizar el pasado o, más exactamente, el tiempo perdido. Y esto me remite a las películas de Jazmin Lopez y su estetizacion de la vida adulta como terra incógnita que provoca miedo mas no pánico ya que mamá y papá (y cuando no ellos, el Estado) están a la vuelta de la esquina para evitar que la humedad arruine el floreado del empapelado. Pa té ti co. Me tienen tan pero tan harto…J A T
VISTE LA PASTELITICA DE ESTA SEMANA?
