TEXTO DE NACHO
Tema complejo el del sexo. Creo que los gays particularmente tenemos cierta tendencia a la promiscuidad y la carencia de emocionalidad al momento de concretar encuentros sexuales por el hecho de que en gran parte nos cuesta asumirnos socialmente como homosexuales, de algún modo se nos ha educado desde pequeños para ser funcionales a la norma heterosexual y en ese sentido la mayoría hemos tenido que reprimir nuestros sentimientos o demostraciones de afecto hacia otro hombre aún estando ya asumidos como gays en nuestras mentes pero no tanto en nuestros cuerpos que ante la vista acusadora y moralista del otro pareciera que tienen que reproducir un comportamiento “correcto” sin demostrar nuestra esencia, quizás por eso haya tanta pose y falsedad en el ámbito gay actual, es como si se viviese una vida de puesta en escena para poder ser imaginariamente aceptados, tolerados, incluidos en la sociedad heterosexista…
Yo estuve varios años en pareja y sin embargo por una convención estúpida y auto impuesta quizás jamás nos besamos delante de nuestros padres o familiares, ni tampoco nos dimos demostraciones de cariño frente a ellos más allá de que lo sabían y lo “aceptaban”, pero de alguna manera los gays vivimos una especie de apartheid que naturalizamos, reproducimos y sostenemos día a día, somos como ciudadanos desterrados en su propia tierra, exiliados de nuestras propias emociones, ya que aún nuestras posibles manifestaciones de cariño o amor son recluidas principalmente al ámbito de la privacidad o la clandestinidad, siendo muy difícil pensar en que por ejemplo un adolescente tenga abiertamente un novio en su colegio, una pareja se bese naturalmente en un restaurant o una plaza o que un político, actor o deportista asuma públicamente su condición…nos aislan y aceptamos plácidamente construir nuestros posibles vínculos y vivir nuestra sexualidad sólo a través de grindr, manhunt o discos gays, espacios virtuales y reales que casualmente son del orden privado (en lo personal y también económico) y que además remiten principalmente al sexo casual, por lo cual nuestras identidades quedan sometidas y reducidas a un segmento del mercado que aunque parece ofrecernos una aparente libertad en realidad nos convierte en meros consumidores de sexo.
El espacio público nos pertenece en tanto y cuanto no lo utilicemos para exponer nuestros sentimientos que pueden dañar la sensibilidad de la “familia” o las “personas de bien”. Una vez un psicólogo me dijo que el gay es exhibicionista y perverso cuando se muestra con otro en situación amorosa delante de un heterosexual y me pregunto porque tenemos que seguir restringiendo nuestros sentimientos al orden estrictamente privado y casi secreto, condenándonos a generar lazos precarios, efímeros, artificiales, vacíos, donde prima el sexo y se abstrae la emoción como si fuese algo que no nos podemos permitir si queremos ser parte de la sociedad. Así tenemos una gran parte de los gays hiperanabolizados, adictos a las drogas y/o al sexo, evadiéndose de sí mismos, canalizando con drogas, anabólicos y sexo express la angustia y la impotencia de no poder mostrarse tal cual son por miedo a no ser queridos y aceptados pero el costo de ese proceso es vivir una vida enajenada, una mentira que en muchos casos lleva incluso a la muerte o el suicidio…
Quizás sea hora de que comencemos a librarnos de las propias ataduras que nos imponemos y no le tengamos miedo a nuestros sentimientos y emociones genuinas, aunque a veces creamos que pueden herir o “matar” a nuestros padres o familiares, alejar a nuestros amigos, escandalizar a desconocidos….de lo contrario seguiremos pagando un precio muy alto por vivir en función de satisfacer necesidades y expectativas ajenas a nosotros mismos.
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