Landrula reflexiona con su usual agudeza:
‘Pregunto yo, no de forma descalificadora y sí con interés reflexivo qué sería en este caso “pelearla”, de qué se trata el triunfo al final de la batalla? Creo que entre otras cosas lo que sucede en estas paginas dia tras dia es algo, a mi modo de ver, muy sano y que tiene que ver con la puesta en evidencia de diferentes situaciones fraudulentas dentro del entramado del arte contemporáneo. El fraude encontrara siempre un suelo fértil en el escenario de las faltas de evidencias adornianas, y quienes lo ejecutan bien claro lo tienen.
Este desvanecimiento de la evidencia pone al público en una situación en la que se hacen necesarias ciertas facultades un poco mas complejas que las que se requieren para elegir entre dos jabones en polvo de marcas diferentes. Facultades para establecer una relación con las obras y facultades que le permitan auto-validar su posición dentro de la relación citada.
Mientras éstas no existan serán necesarios los avales. La galería, los premios, las becas, las críticas que devuelvan la evidencia perdida a un territorio dentro del cual el Ser, en términos generales, estará siempre extraviado, no por culpa del arte si no por la condición particular del Ser contemporáneo. El fraude apunta al publico, porque el público aplaude y compra el cuadro. Entonces Narciso y Midas sonríen.
Poner en evidencia a quienes lo construyen y ejecutan no es para nada poca cosa, pero cómo se hace con un público tan carente del desarrollo de las facultades antes nombradas, esas que le permitirían aparecer como Ser en la posibilidad de relación que le ofrece el arte contemporáneo? No puedo imaginarme a una oveja resistiéndose al nuevo pastor’.
NO SEAS BLACK SHEEP, SUBSCRIBITE AL BLOG
