Ustedes ya estarán familiarizados con el porno-curador Mejicano Pablo Leon de la Barra por las fotos en diferentes poses de fellatio que yo publiqué en su momento en este blog. El asunto es que, en un par de ocasiones, vi cierta afinidad entre este gordo estúpido y otro personaje funesto del mundo del arte contemporaneo (pero bastante mas astuto) llamado Carl Ulrich Obrist (quien, como expliqué acá es una suerte de mentor internacional de Adrian Villar Rojas). No era muy dificil ver que Obriest lo estaba levantando a este gordo energúmeno para que le cuide la quinta (‘Latinamerica’) hasta que él decidiera que hacer con ella. Yo se que esto puede sonar demasiado ‘China Ataca Kamchatka’ pero un Germanofilo Germanico de la talla de Obriest seguro que piensa así. De este modo, cuando vi que se estaba organizando un seminario a cargo del gordo en CIA (Buenos Aires) lo llame y le dije simplemente: ‘Dejá a mi país en paz o me voy a enojar!’. No me dió bola y me enojé. Publiqué las fotos.
El gordo es básicamente analfabeto y lo unico que sabe es que tiene que tratar de traducir el arte latinoamericano a ideas de: anti-civilización, joda, alegrīa, juventud, sexo, y la mar en coche. Con ese par de ideas quiere ayudar a Carl Ulrich Obrist ‘a conquistar el mundo’, en el camino, llevandose puesto todo lo que encuentra. De algún modo, Pablo Leon de la Barra es una consecuencia lógica del paupérrimo coleccionismo latinoamericanista inglés que, con sus pocos recursos, necesita algo ‘jodón, apolítico, controlable y tropical’ para encontrarle ‘un’ sentido a algo que no lo tiene y divertirse como en una feria.
En Pilar Corrias acaba de inaugurar la muestra TopoDendroPhilia (con Leonor Antunes, Stefan Brüggemann, Jean-Pascal Flavien, Adrien Missika, Sophie Nys, Simon Popper, Julia Rometti & Victor Costales, Alejandra Seeber, and Daniel Steegmann Mangrané). Con una introduccion extraída de un documental sobre Werner Herzog en donde dice que la jungla latinoamericana es el sexo no del amor sino de la muerte, el sexo que no perdona… esta muestra nos promete una mirada en el lugar del horror que excita: Latinaoamerikaaaaaaaa!!!!!
Claramente proyectando sus propias motivaciones gay filo-Berlinesas (de las que Hernan Marina hizo toda una serie) que claramente rozan el sadismo en una muestra colectiva con chicos y chicas bastante prolijitos, todo parecía encaminarse hacia el caos pero, de otro tipo. El gordo de la Barra decidió hacer lo que no se debe hacer en artes visuales que es tratar de representar visualmente un texto. Pero como el gordo no es artista, decidió hacer lo que sabe que es manipular la imágen de los otros para aparecer él mismo como el factotum de la creatividad.
El resultado de este entrecruzamiento hibrido entre prolijidad y flirteo de loca con pretensiones de fina es horrendo. La obra de la Argentina Ale Seeber, sin embargo, se destaca en este contexto porque de algun modo tematiza lo que falla en la muestra en su totalidad. Esta es una muestra que anuncia la tematizacion del caos natural y darwiniano. Al traspasar la entrada de la galeria hay una suerte de cortina (que vendria a significar ‘lluvia’?) y tras eso lejos del caos uno ve una articulacion hospitalaria al punto de la ascepsis de diferentes tonos de verde.
Como puede un ‘jardín salvaje’ ser fenomenologicamente representado atraves de la disposicion de diferentes elementos modernistas? Lo que Herzog llama ‘avasallante falta de orden’, en la curaduria de De la Barra es una cortinita y un biombo con pretensiones cool que el visitante tiene que circumnavegar como en una estatua del Victoria and Albert Museum. Oh! Una obra en el medio de la sala…caos! Pero qué gordo boludo! Just a thought.
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