El debate (o mejor dicho, no debate) sobre la fotografía de Sofia Malamute es paradigmático ya que plantea toda una serie de practicas sociales que vale la pena analizar para los fines de este blog. Algo que se planteó de entrada es que la Malamute es una ‘hija de’ y esto plantea la primer cuestión. Hija de quién? Quien es Cynthia Cohen?
Sofia Malamute es hija de Cynthia Cohen, una hiper-productiva artista plástica cuya carrera vengo siguiendo desde hace un par de años. La primera vez que me crucé con la obra de Cohen fue en la casa de Ignacio Liprandi. Una suerte de águila desplegaba ambiciosamente su osamenta en lienzo y colgaba sobre el techo al mejor estilo del Domenichino o la Villa Farnesina de Anibale Carracci. Sin embargo, Cohen tiene serias limitaciones como artista. Para empezar hace todo en modo gigantografico y solo puede hacer objetos inmóviles. Para ella la composición siempre debe excluir toda relación entre figuras y entre objetos. A falta de alegoría, la Cohen no duda en incrustar un cartel. Hay una permanente maximización del efecto a los fines de la simplificación del significado. Para Cohen no hay alegorías sino simbolos. No hay personas sino iconos. Lo que queda muy en claro es que la ambición siempre va por delante del significado.
Sin embargo, hace unos dos años Cohen deja la galería de Hernan Zavaleta y pinta una serie en la que se anima a la ambiguedad. Me interesó y sorprendió esa suerte de abandono de lo decorativo como momento de rebeldía para con sus propias condiciones de existencia y produccion. Se podía ver en ella una suerte de rebeldía de clase que me interesó explorar. Sin embargo, esa rebeldía le duró solo un cuadro y no tardó en volver a la decoración pseudo-Pop ilustrativa de restaurants, Casa Foas y autos en Punta del Este sin nunca mas mirar atras. A partir de alli, apareció en la Revista Gente como uno de los personajes del año, decoró mas restaurants y se repitió hasta el hartazgo.
Fue en esa epoca que recibí una invitación a un cocktail en su casa con motivo de la inauguración de su muestra en el Centro Cultural Ricardo Rojas, patéticamente dirigido por el legendariamente incapaz, Maxi Jacoby. La muestra me pareció interesante pero el problema de Cohen parece permanecer y es que todo le queda grande. La Cohen es como una nena cuyos padres millonarios mueren en un accidente y ella esta sola en el Palacio mandando a sus siervos comprar juguetes. Sin embargo, por más juguetes que compre, el Palacio que heredò es real y no de juguete. Es como si Cohen dispusiera de demasiado espacio, demasiada pintura, demasiada tela, demasiados amigos, demasiada atención, demasiado todo. Es el exceso lo que se plantea como un obstáculo entre ella y, yo diría, la vida. La obra cabecera de esa muestra era un lienzo pintado sin enmarcar que como pura superficie decía (con tipografia de la decada del ochenta) la palabra ‘Jóven’. Era una interesante alegoria de ese momento de duda en el que la artista ve a su propia carrera como irrelevante y era en ese humor en el que la muestra parecia flotar a pesar de sus evidentes exageraciones. Todo era exagerado pero, de algún modo, parecía sostenerse. Sin embargo, lo que importaba no estaba colgado en las paredes sino frente a ellas.
Debo confesar mi sorpresa al ver a un siempre amorcillado y pobremente vestido Facundo Garayalde ir de aca para alla. Wally Diamante habia sido el organizador del cocktail….en el Centro Rojas!!!! La exageración de recursos llegaba al plano de la ridiculez. Ellos estaban contratados como los ‘relaciones publicas’ de la muestra. Fue en ese momento que decidí dar un paso atrás y mirar la escena nuevamente con mis habituales ojos criticos. Allí estaba yo en la calle Corrientes en una muestra de un artista de relevancia mediana en la sede de la Secretaria de Extension de la Universidad Publica en la que los relaciones publicas de la anorexia e irreflexividad de Punta del Este y Jose Ignacio hacían la prensa y organizaban la fiestita. Pero esto no era todo ya que un grupo (no chico) pero supuesta exclusivo de gente había sido invitado a una recepción/cocktail en la casa de la artista. Fue en ese punto en el que mi confusión creció. Sin embargo, es, en dicho contexto, en el que se puede entender las condiciones del ‘triunfo’ e ‘inmediato ascenso’ de Sofia Malamute. En otras palabras, los Argentinos respetan al dinero de manera desproporcionada y muchas veces creen que el dinero trae aparejado (casi por osmosis) calidad y, en este caso, elegancia.
Cynthia Cohen es una mediocre artista pero tiene mucha plata. Tiene un duplex (creo que de Bustillo) en Recoleta de los que solo podían ser construidos en Buenos Aires en otra epoca. Al ingresar uno es recibido por esa fantochante presencia de la escalera al estilo del Titanic. La planta publica o ‘piano nobile’ esta dispuesta en una L (la esquina de la manzana) en el que hacia la izquierda hay una suerte de lounge orientaloide de muy mal gusto (estilo Buddha Bar) y hacia la derecha, un maravilloso comedor con paredes en boisserie. Los invitados al cocktail era un rejunte de mediocridad y wannabeismo en el que Cynthia Cohen reinaba como una suerte de Maria Antonieta. Cuando le comenté de lo maravilloso que me parecía su departamento, me dijo que lo tenía en venta y cuando le pregunté por sus ventas de arte me dijo que no vendía nada. Entonces Sofia Malamute es hija de quién? Qué pito toca Cynthia Cohen sino el de representar la representación de su propia riqueza como una promesa a ser invitado a un lugar que nunca termina de constituirse como lugar?
Yo creo que Cynthia Cohen ha montado un negocio a prepotencia de irreflexividad y trabajo. Ella es como un animal de carga y hasta habla como un animal de carga usando palabras como ‘laburar’, ‘poner el lomo’, ‘bancarsela’, etc. En el camino sacrificó su calidad artistica porque hay algo serial e industrial en sus ilustraciones que la empujan siempre hacia la decoracion. Pero todo esta suerte de corte e infraestructura de relaciones publicas sorprende por lo ambicioso pero también por lo irrelevante. La pregunta es entonces…Que quiere Cynthia Cohen? Comprar la fama y la gloria? Quiza no le alcance el dinero para eso y es esa realidad la que comienza a vislumbrar? Posiblemente tras tanta exposición la que comience a crecer sea la madre y no solo la hija.
Fue entonces cuando comencé a ser cortejado por miembros de su corte. Concretamente por Jessica Trossman y Facundo Garayalde. Los términos del cortejo pasaban del misticismo a la obsecuencia y siempre supe que, en todo caso, me aburriría soberanamente. Fue ahi en donde empecé a prestar atención a los metodos de acción y legitimación social y profesional de la Cohen. El metodo de ese grupo funciona por auto-promocion y no por atraccion. Ello se acercan y te nominan parte de algo a lo que uno no necesariamente quiere pertenecer. Por supuesto, esta es una posibilidad que no se les pasa por la cabeza. Para ellos, no querer participar de ese circo es impensable y anomalo. Es por ello que ellos te nominan (o ‘ungen’) (de manera harto promiscua) como ‘Amigo’. Esa declaración de amistad funciona como un mecanismo de neutralización en el que el amigo no puede expresarse ni disentir. La amistad para esta gente significa ‘paralisis’. Todo pasa a ser parte de un todo y ese todo generalmente se representa en el nombre del ‘cosmos’, del ‘arte’ o de ‘los hijos’.
Ayer me encontré en la situación un poco incomoda de dialogar con una inestable Cynthia Cohen quien no sabe como sacar a su hija del centro de atención en el que ella (y sus amigos Wally & co) la metieron no sutilmente sino poniendo todo un aparato de prensa que, oh sorpresa, termino sobre-exponiendo y poniendo en evidencia a ‘la chica de los rulos’ (Malamute) para la que los rulos son diferentes que el pelo lacio (sic). Cynthia Cohen siempre corre hacia adelante y cualquier duda es abortada mediante dinero o lo que el dinero puede comprar (invitaciones a cenas con boludos o relaciones publicas) y todo eso en el nombre del amor, la patria, los amigos y el ser madre argentina. Sin embargo, hay algo muy poco digno en el modo en el que Cohen se resiste a la mirada adulta y trasforma su vida misma en un acto ‘adolescente’. Es como si ella se resistiera a funcionar como madre para transformarse en una suerte de matrona de Jersey Shore o el sur italiano en el que lo importante es la familia y los afectos aun cuando terminen todos muertos. Hay algo de gángster (o Kirchner?) en sus modus operandi. Todo o nada. Esto o aquello. Nosotros o ellos. Amigo y enemigo. Todo es culpa y nada es responsabilidad. Una vida en tono de tragedia y puro narcisismo.
No esta muy lejos Cynthia Cohen de Cristina (y Maximo), Menem (y Zulemita), y de esta proliferacion de hijos D que han sido empujados tan rápido hacia adelante que lo único que les queda a padres e hijos es transformar a la realidad en una gran mentira en la que todos puedan seguir jugado como si nada pasara. Es como si todos corrieran a tapar los espejos para evitar mirarse a la cara. El problema surge cuando una chica de diecinueve años tiene miedo a mirarse al espejo por miedo a darse cuenta que no es lo que mamá la convenció de que era. Just a thought.
